Tarantino tenía dos guiones: el de Reservoir Dogs y otro. Ese otro se terminó transformando en dos películas. Una fue Amor a quemarropa, y la otra, la extraña Asesinos Natos, que dirigió Oliver Stone. El caso es que, según se dice, Tarantino le ofreció a Tony Scott la posibilidad de comprar uno de los dos guiones. Scott quería los dos, pero Tarantino le dijo que nones, que el que no eligiera lo dirigiría él mismo. Scott escogió esta True Romance, y el resto es historia del cine. Ahora, en mi afan de hablar sobre cine y economía, podría escribir algo sobre el coste de oportunidad, pero lo dejaré para otro día. Me apetece entrar en la trama de la película.
En Amor a quemarropa conocemos a un tipo solitario y extravagante, lo que se llamaría un friki, un tipo que trabaja en una tienda de cómics y sufre de algún tipo de esquizofrenia o de delirio que le hace hablar con Elvis. Bien pensado, puestos a tener un amigo imaginario, Elvis no está nada mal. El caso es que conoce a Alabama, una "chica alegre", como ella se define. Una señorita de compañía de la que se enamora. En un giro inesperado de los acontecimientos, Clarence mata al proxeneta de Alabama, y le roba un maletín con una importante cantidad de cocaína. Nuestro héroe, que vive en el frío Detroit, tiene una idea genial para vender toda esa droga y retirarse con su amor. Tiene un amigo actor en Hollywood, y allí se consume muchísima cocaína. Así que la idea es llevar el maletín hasta algún pez gordo que tenga mucho dinero, y vendérsla de golpe. Él podría ganar más vendiéndola poco a poco, pero lo mejor sería venderla de golpe a alguien con el poder económico de comprarla y la posibilidad de distribuirla. A cambio, Clarence la vende muy por debajo de su precio de mercado. Y aquí llegamos al tema económico que me interesa: el coste de distribución.
Los costes de distribución son aquellos que permiten que un producto en su fase final, es decir, listo para consumir, salga al mercado. Embalaje, almacenamiento, publicidad, deterioro y el transporte. Estos costes "extras" separan el precio del producto, una vez listo, del que encuentras en las estanterías de los supermercados. Y dependiendo del tipo de producto, estos costes pueden ser más bajitos o alarmantemente altos. ¿Qué sector suele ser citado siempre como ejemplo de costes de distribución? No pecaré de ser original si me refiero a él: el de los productos agrícolas.
Según un reciente estudio de FACUA-Consumidores en Acción, se produce "un encarecimiento de hasta el 875% en el precio de determinados alimentos básicos en los supermercados con respecto a su precio en origen". Os dejo el enlace al artículo completo al final de este artículo. Este es el mejor ejemplo, o donde mejor se observa el efecto de los costes de distribución. Aquí no vamos a juzgar si esto es correcto o no lo es. La industria de la distribución es esencial, y lógicamente tiene que tener un coste, que paga el consumidor final, es decir, tú, querido lector. Además, con el encarecimiento del combustible, la inflación que hemos sufrido en los últimos años y los problemas en la distribución asociados a la reciente pandemia de Covid, la situación se ha agravado.
El problema no afecta solo al campo. Por mar, las tarifas marítimas se disparan un 160%. Este porcentaje corresponde al aumento de costes en el transporte entre Róterdam y Shanghái, puertos referentes en el comercio entre China y Europa. La causa es principalmente la reducción del tráfico a través del Mar Rojo y el Canal de Suez, la ruta más corta, lo que obliga a los barcos a rodear todo el continente africano, aumentando tanto los costes de combustible como el tiempo de viaje. Añadidle el aumento en las primas de seguros debido a los ataques de rebeldes hutíes en el Mar Rojo y el Golfo de Adén. Y, por si fuera poco, el transporte entre Asia y Estados Unidos también se está viendo afectado por la sequía que sufre Panamá, que afecta a su importante canal. También os dejo un enlace a una notica de El Economista donde podéis ampliar esta información. Así que, cuando hablamos de costes de distribución no nos estamos refiriendo a ninguna tontería.
Pero volvamos a Clarence y Alabama. Ellos, con su maletín lleno de cocaína, llegan hasta un excéntrico productor cinematográfico llamado Lee Donowitz, interpretado por Saul Rubinek. Este tipo les va a comprar la cocaína, pero antes recela, y le dice a Clarence en privado: "Cuando alguien me ofrece un trato tan bueno como para ser verdad, es que es mentira". Pretenden venderle una droga valorada en quinientos mil dólares por doscientos mil. "Algo huele a podrido en Dinamarca", como repiten un par de veces en la película, citando Hamlet. Clarence, tranquilo, le explica cuál es su problema, que es un pelagatos, un don nadie, y que no puede hacerse cargo de vender ese producto. Si nuestro fan de Elvis favorito hubiese usado una jerga más apropiada, le hubiera dicho a Lee que existe un coste de distribución que él no puede asumir, y una vez realizados los cálculos pertinentes, ese coste para él superar los trescientos mil dólares, por lo que al vender la cocaína a un mayorista a un precio rebajado en realidad para él supone un beneficio, no solo económico sino también de tiempo. Aunque bueno, Lee ya lo había entendido, y al final, al comprobar que le cae bien el tal Clarence, decide hacerse con la cocaína.
Y luego pasan otras cosas, pero para eso tenéis que ver la película.
https://facua.org/noticias/los-alimentos-se-encarecen-hasta-un-875-del-campo-al-supermercado/
https://www.eleconomista.es/mercados-cotizaciones/noticias/12628504/01/24/las-tarifas-del-comercio-maritimo-se-disparan-mover-un-contenedor-de-china-a-europa-cuesta-ahora-un-160-mas.html
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