En 1993, Tony Scott, el hermano "malo" de Ridley, dirigió una película que ya forma parte de la cultura popular más gamberra: Amor a quemarropa (True romance). La particularidad de esta película, y por lo que es más recordada, es por estar escrita por un joven Quentin Tarantino que, buscando hacerse un hueco en Hollywood, tuvo que vender uno de sus guiones al pobre Scott. Digo lo de pobre porque se suicidó, saltando de un puente, al no poder resistir la que se le venía encima tras habérsele diagnositicado un cáncer terminal. Con aquel salto se terminó la vida de uno de los mejores directores del cine de acción, un tipo que tenía muy buena mano y que es autor de obras que no se olvidarán nunca, como Marea roja, El último boy scout, Top Gun, o la misma Amor a quemarropa. Pero me desvío del tema. Tarantino tenía dos guiones: el de Reservoir Dogs y otro. Ese otro se terminó transformando en dos películas. Una fue Amor a quemarropa , y la otra, la extraña Asesinos Natos , que diri...
Blog de José Javier Martínez Blaya